divendres, 23 de desembre del 2016

¿LA MEJOR FAENA DE CURRO ROMERO?

Gran tarde de Curro y José Julio.
El objetauro que hoy presentamos es un testimonio gráfico de la salida en hombros de Curro Romero y José Julio Granada del coso de la capital de los Cármenes la tarde del viernes 22 de junio de 1.973, en plena Feria del Corpus. Gracias a la perspicacia del excelente aficionado Manuel J. Pons hemos podido averiguar qué torero viajaba en volandas junto al Faraón.

La instantánea, firmada por R. Pedroches, mide 18 x 13'5 cms.

A continuación reproducimos la crónica que  publicó el semanario El Ruedo el 26 de junio. El festejo locompletaron Luis Miguel Dominguín y los toros de Juan Pedro Domecq:


Efectivamente, el nombre y el hombre de la segunda corrida de la Feria del Corpus granadino ha sido
Curro Romero. La cosa comenzó porque Curro Romero no estaba en el cartel y se le convocó por la empresa para cubrir el hueco de la retirada de Paco Camino. Y Curro Romero vino a armarla con una de cal y otra de arena, para al final hacer que nadie haya sentido la ausencia del Niño Sabio, aunque todos lamentan los motivos que la provocaron.

Curro Romero ha escuchado un griterío de  «¡Sinvergüenza! ¡Sinvergüenza!» en su primer toro, cuando después de doblarse con él vio que no tenía faena y pidió el acero. Pero el inefable Curro volvió las lanzas cañas en el quinto de la tarde, pues con una faena justa en la dimensión, pero inmensa en su calidad; se le rindieron sin condiciones todos cuantos le criticaron justamente. Fue la cara y cruz de la noble entrega del público de toros que personaliza el toreo, sino que juzga al artista. El triunfo de Curro Romero fue pleno, total, sin paliativos, por su toreo perfectisimo, de una calidad incalificable. Aquí se rompen todos los tópicas y es preciso decir que toreó con ambas manos como pocas veces se ha visto torear en la plaza de Granada. Cada pase, cada serie de naturales o de derechazos, cada trinchera fue un monumento a la perfección taurina. Y si uno dice todas estas cosas es porque nunca ha visto torear así de bien, con tanto dominio, con tanta pureza, con tanta suavidad, con tanta elegancia. El broncazo del primero, que salió muerto de los petos y al que dejó que se acabaran de cargar los tres pares de banderillas para rematarlo el diestro (?) con una estocada a paso de banderillas, se volvió el aplauso atronador esa griterío de histeria. Paseó las dos orejas y el rabo y los mulilleros se encargaron de dar la vuelta al ruedo al ¡toro que había tenido una gran tarea en favor del éxito del de Camas. Porque el toro entró por todas con nobleza y bravura.

EL GANADO

El ganado fue pequeño, en general. Sólo uno, el del éxito de Romero, pesó 502 kilos, y los demás anduvieron en los cuatrecientos y pico. Pero pese a su no impresionante presencia tuvieron más fuerzas que los corridos el día anterior y no se cayeron nunca. Soportaron dos y hasta tres encuentros en caballos y un promedio de dos pares de banderillas. Nobles y bravos, sin dificultades sensibles, salvo el que cerró plaza, que no dejó a José Julio «Granada» que se confíara, porque en cada pase buscaba ai torero.

Por eso es justo reconocer que participaron de forma notable en el éxito de los espadas. 

LUIS MIGUEL

El discutido Luis Miguel «Dominguín» mantuvo durante toda la corrida unos inmejorables deseos de agradar. Esto quedó patente a lo largo de sus dos actuaciones. Hacía doce o trece años que Luis Miguel no toreaba en Granada y el público le saludó con simpatía y le aplaudió con ganas. Bien es cierto que Dominguín logra la difícil facilidad de torear y esto le perjudica. Parece que cuanto realiza no tiene mérito, aunque en su corrida granadina lo tuvo y bien, porque bregó de principio a fin, cuidó la lidia y fue lo suficientemente honrado consigo mismo y con el público para no aceptar la petición de poner banderillas, que ésta es decisión del maestro cuando el animal ofrece suficiente colaboración. Luis Miguel toreó lucidamente con ambas manos, aunque predominaron las series de derechazos y hubo desplantes y adornos de rodillas.

Mató pronto, al primer encuentro, en ambas ocasiones, dejando el estoque algo caído las dos veces, pero los efectos fueron inmediatos. Si en él primero paseó la oreja, en el otro el público consiguió para el torero las dos orejas y parte del público pidió también el rabo. 

JOSÉ JULIO GRANADA

José Julio «Granada» se mostró muy seguro, tranquilo y torero toda la tarde. Su mejor faena correspondió al tercero de la tarde, al que instrumentó varias series de derechazos en una faena desarrollada íntegramente en el centro del anillo. Había iniciado la lidia con unos lances ajustados y bien dibujados, que el público aplaudió sinceramente. Aunque el toro se había dolido en caballos, tuvo una acometida alegre y el granadino la aprovechó bien para embarcarle sucesivamente con la franela y dejarlo en suerte en cada pase. Mató bien a su primero y esto le vahó las dos orejas y el rabo, que premiaban sin duda una labor meritoria del paisano.

El último toro, el de menos kilos —sólo dio 440 en báscula—, fue, por el contrario, el más peligroso del encierro. José Julio «Granada» anduvo con él con buen estilo, con bastante soltura y guapeza, librándose por eso de una cogida que se presentía. El público estuvo con él hasta la hora de la verdad, pues con el estoque el de Granada dio en hueso repetídemente. Este, parece, es el punto flaco de José Julio y le perjudica notablemente. Matar o no matar, ésta es la cuestión.

Los tres espadas habían dado la vuelta al ruedo en él quinto y al final auparon en hombros a Curro Romero y a José Julio «Granada», negándose al paseo a hombros Luis Miguel, que salió por piernas de1 público salió muy satisfecho, y la verdad es que tenia motivos para ello.

Los toros pesaron 470, 480, 465r 458, 502 y 440 kilos, respectivamente.