
"En la segunda, con toros de Fermín Bohórquez, desiguales de presentación y bravura y algo ásperos, Fermín Murillo cortó una oreja facilona y sin mérito al mejor toro del encierro y en el otro enemigo estuvo pesado con el estoque.
Curro Romero, que se encuentra en plenitud artística, hizo a su primero una faena que todavía se comenta, y sus verónicas fueron un prodigio de belleza y plasticidad. Solo dio la vuelta al ruedo por no estar expeditivo con el pincho y en su segundo abrevió el trámite, como había que hacer a un toro difícil y peligroso.
El Jerezano no pudo lucirse en su primero, pero en su segundo brilló esporádicamente como muletero de gran estilo. En ambos fue ovacionado".
El objetauro pertenece a la previa del festejo. Un mozo del servicio de la plaza sonríe mientras Curro, ajeno al objetivo, atiende a un admirador. En segundo plano Fermín Murillo se percata de la situación y hace caso al fotógrafo.
La foto mide 14 x 9 cms.